He pasado unos dos o tres meses en pausa de todos mis proyectos para centrarme en mi trabajo y las cosas del día a día en familia. Más bien he pasado 3 meses en estado de «Standby» como si de un televisor se tratara.
Voy muy cansada y necesitaba desconnectar para poder conectar conmigo misma y los demás.
Muchas veces me pasa, y últimamente, me siento en ese estado de desconexión. Me suelo perder por mis ideas y decisiones que muchas veces me absorben y me dispersan de modo que atiendo todo, pero no llego del todo a nada.
Es como un rayo de luz que sale de mi cabeza hacia muchas direcciones; que intenta iluminar todo mi alrededor pero que no llega a gran distancia. Por eso avanzo lento…O aparco cosas hasta que la luz las vuelve a enfocar y darles mi energía de nuevo para seguir. Ese es el problema de ver todo tan interesante, o de tener varios centros de interés, cómo es mi caso.
Los TEA nos gustan las cosas que nos interesan. Lo que no, nos importa un pimiento o nos es muy difícil llevarlo a cabo. Tal que sí.
Esto tiene tantas ventajas como inconvenientes. Hacer lo que no nos interesa, es como levantar una piedra de una tonelada ( pero mentalmente hablando). Cansa mucho. Hacer lo que nos interesa, es una necesidad vital, es como el motor de mi vida. En mi caso me gusta aprender y emprender. Y en ello estamos.
Ahora estoy aprendiendo a organizarme mejor, a focalizar las energías en un sólo centro de interés, para así empezar a centrarme y no dispersar ni mí mente ni mis energías.
Voy a tener que renunciar a cosas y eso me causa mucho estrés. Pero creo que si lo hago, seré más coherente con mis sentimientos y pensamientos.
Estoy aprendiendo a ser coherente y honesta con mi forma de ser real, auténtica. No espero nada de nadie y me dejó fluir por el río de mi propia naturaleza. Y me siento perdida. Pero agusto.
He dejado de luchar contra lo que no soy, y hacer esfuerzos titánicos por fingir que me importa lo que no.
Ser madre me hizo connectarme conmigo, me permitió conectar con la maternidad de otras madres, pero mi propio hijo me enseñó quien era él y quien era realmente yo. Me permitió desprenderme de viejos hábitos y muchas capas…Ahora cada vez voy siendo más yo y voy redescubriendome día a día. Hoy mi marido me ha pillado bebiendo vino tinto. Y dice: «A tí te gusta el vino tinto?» Le contesto: » SÍ…ahora sí.. Soy como una mariposa, que metamorfosea y evoluciona». Antes no tomaba vino tinto.
Creo que tener tantos centros de interés nos ayuda a aprender de tal forma, que vamos descubriendo diferentes piezas que van completando nuestra forma de ser y de ver la vida. Nos abrsorve mucho, porque nos puede llegar a obsesionar y no parar hasta conseguirlo. Pero por otro lado, evolucionamos más rápido que una persona neurotípico a lo largo de su vida.
Así que puedo decir, que toda mi vida gira entorno a un vacío fértil.